Por Carlos ALVAREZ COZZI
En el día previo al de la marcha LGBTIQ en Montevideo, la juventud del
partido de gobierno, en la sede histórica del mismo en Ciudad Vieja, puso
los listones con los colores de esa facción.
(https://www.elpais.com.uy/informacion/politica/casa-partido-nacional-aparecio-embanderada-
colores-diversidad.html?fbclid=IwAR01SnL_mBh_neao83bXY-
NDl4kX8plprvgghooSmh7ayyYVteG8W5s3ykg)
Lamentablemente no es la primera vez que sucede aunque antes fue
menos ostentosa. Pusieron solamente una bandera pequeña.
Estaba presente en la sede del Partido Nacional la vicepresidente de la
República, Beatriz Argimón, amiga de esos grupos minoritarios y que de
tolerantes pasaron a ser dictatoriales. Quiere ser tan “políticamente
correcta” que termina contrariando el sentir mayoritario no sólo de los
votantes del partido de gobierno sino de la población.
Por eso nuestro comentario en las redes sociales ante la foto: “pobre
Saravia, pobre Wilson”, por mencionar a dos grandes caudillos del Partido
Nacional. Y también preguntábamos ante la nota: que dirían los afiliados a
cualquier partido político en Uruguay sin se colocaran escudos de Peñarol
y de Nacional, equipos de fútbol. No corresponde a ningún partido
enarbolar más que los pabellones patrios y la bandera propia del partido,
Y ningún otro símbolo!.
Nos preguntamos: de qué derechos conquistados habla Argimón?
Reiteramos que siempre las minorías sexuales en Uruguay tuvieron los
mismos derechos civiles que las mayorías. Se dirá que el “matrimonio” no.
Es que el matrimonio por imperio del orden natural solo debe ser entre
mujer y varón. Las demás uniones deben recibir otro nombre por razón de
orden y de justicia.
En efecto, en Uruguay ha cambiado el signo político del gobierno el 1 de
marzo de este año pero la ideología de género sigue lo más campante. El
propio MIDES, dirigido por el ministro Pablo Bartol, numerario del Opus
Dei, continúa sin que se le mueva un pelo con las políticas de género al
son de Argimón, Mónica Bottero desde INMUJERES y otras jerarcas que no
comprenden que el Estado no debe impulsar oficialmente ideologías
porque está violando la laicidad. Sobre esto hemos escrito
abundantemente pero sin que nadie del gobierno haya acusado el golpe
(https://www.forumlibertas.com/en-uruguay-cambiara-el-gobierno-pero-
no-el-marxismo-cultural-reinante/)
Parece que en primer lugar no advierten que la verdadera inclusión no es
exhibicionista. En segundo término, en Uruguay siempre los homosexuales
tuvieron los derechos civiles de los heterosexuales. Y finalmente, si
fueran realmente inclusivos, se preocuparían de la inclusión real total,
legislarían sobre las enfermedades raras, se preocuparían de los que
necesitan medicamente caros, y no solamente alentarían el show
mediático de alabar conductas privadas que no le corresponde el Estado
entrometerse, como es el caso de las marchas LGBTIQ, que terminan
siempre atacando el frente de tempos católicos y la rotura de escaparates
de locales comerciales en la Avenida 18 de Julio.
Por eso lo del título: una cosa es la inclusión social y otra es alentar el
show mediático como le gusta que suceda a Soros y al Nuevo Orden
Mundial. Ante ello decimos no al “colonialismo cultural” del que nos habla
Francisco.
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